La tensión en La Naval crece cada día que pasa sin que se consiga ningún nuevo pedido para sus semivacías gradas y, a medida que se acerca el 1 de abril, fecha en que la dirección de la factoría vizcaína quiere poner en marcha un expediente de regulación de empleo que a lo largo de seis meses afectará a un máximo de 181 trabajadores de forma simultánea. El comité lanzó ayer la voz de alarma al advertir del «cierre del astillero en un futuro cercano si esto continúa así».
En rueda de prensa celebrada en la entrada de la empresa, los representantes sindicales anunciaron la celebración de una manifestación, mañana en Sestao, que saldrá de la factoría para reivindicar carga de trabajo y exigir a la Administración central, antigua propietaria, que mantenga «el ritmo de contratación necesaria» que permita continuar la actividad de una empresa de la que dependen «dos mil familias», entre empleos directos y de la industria auxiliar.
La inquietud en el entorno del astillero creció ayer con las declaraciones de un miembro del comité, recogidas por Europa Press, en las que acusaba a la dirección de querer cerrar las instalaciones para «especular después con los terrenos», unas sospechas que, añadió, comparte la Diputación de Vizcaya. En concreto, el delegado mencionaba al presidente del astillero y a uno de los accionistas mayoritarios, sin citar sus nombres, como promotores de esa operación de «finiquito».
Discrepancias
Sin embargo, estas acusaciones no figuraban en el comunicado para la prensa que había sido consensuado por los diferentes sindicatos que componen el comité, algunos de los cuales negaron a este diario que el órgano de representación laboral las respalde. Se da la circunstancia de que el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, había dicho la pasada semana a los representantes de los trabajadores que no se fiaba para nada de la actual dirección del astillero.
Fuentes de la propia empresa desmintieron con rotundidad las acusaciones realizadas desde el comité, y garantizaron que la dirección está «absolutamente implicada» en la búsqueda de nuevos contratos, uno de los cuales está a punto de ser cerrado, tal como se especifica en la documentación que acompaña a la solicitud del ERE, añadió.
Esta polémica estalló durante la jornada en que comenzó la negociación para la aplicación del ERE, en la que decidieron participar todas las centrales, salvo ELA. Este sindicato alega que el pleno del comité decidió negociar el ERE sólo si se partía de cero, y añade que para hablar del futuro hay que hacerlo sobre la carga de trabajo. Hoy tendrá lugar un nuevo encuentro.
El comité acusó también ayer a la dirección de presionar a la industria auxiliar para que no permita que sus trabajadores participen en las asambleas de La Naval, «con la amenaza de extinguir el contrato».
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