Al final un día vamos a tener un disgusto con la manía de los mensajes de texto. La penúltima ha sucedido en el vuelo JQ57 de Jetstar a su llegada a Singapur. A falta de tan solo 120 metros para tomar tierra el aterrizaje tuvo que ser abortado cuando el piloto, que estaba distraído con los mensajes que le llegaban al móvil, se dio cuenta de que no había desplegado el tren de aterrizaje. A bordo de la aeronave viajaban 220 pasajeros de esos a los que casi falta pegarles un capón para que no usen sus móviles.La cosa podía haber terminado en algo más que un susto.Y menos mal que a pesar de su distracción en la cabina llegaron a darse cuenta de que no había desplegado el tren de aterrizaje, porque si no esta noticia sería bastante más luctuosa.Cuando la aeronave se encontraba a una altitud de unos 600 metros el móvil del capitán comenzó a avisar de la llegada a su buzón de diversos mensajes. Por lo visto no cesaban de entrar avisos de forma continua. Mientras el avión continuaba su descenso. El copiloto advirtió que el capitán estaba preocupado ante la avalancha de pitidos y zumbidosprocedentes del móvil.El capitán (que acumulaba una experiencia de unas 13.000 horas de vuelo) trataba inútilmente de desbloquear el terminal para apagarlo pero la cascada de notificaciones se lo impedía. Ya estaban a 300 metros de altitud y el copiloto (un profesional con más de 4.000 horas de vuelo en su haber) comenzó a notar que algo no iba bien. Efectivamente, a poco más de 200 metros del suelo se activaba el aviso que alertaba sobre el tren de aterrizaje, que aún estaba replegado en su alojamiento. Ya no había tiempo de sacarlo.En ese momento el copiloto decidió elevar de nuevo el avión, abortando el aterrizaje y salvando el día. Ahora le va a enseñar a uno que yo me sé lo de apagar el móvil mientras vuelas.
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