Nuestro Bilbao se ha convertido en una ciudad donde todo molesta: molestan las canchas de baloncesto, molesta el camión de la basura, molestan los que van en patines y molesta que la gente organice cualquier acto de divertimento que no esté orquestado por alguna Institución Oficial. ¿De verdad los bilbainos somos tan intolerantes, o son sólo unos pocos viejos de espíritu los que, con

la colaboración del Ayuntamiento, han convertido Bilbao en una ciudad triste y aburrida? ¿Es ésta la ciudad turística y de servicios que algunos pretenden vender?


Las Instituciones han adoptado un paternalismo inquisitorial y un celo puritano que alienta la intolerancia y la discordia, a la par que desprecia a las personas, sus libertades y las situaciones reales. Crean grupos de “sabios” para que deliberen sobre cómo tenemos que vivir los bilbainos, olvidando que somos individuos responsables y con capacidad de decisión sobre nuestra propia vida.


Los bilbainos queremos decidir qué comer o no, qué beber o no, y cuándo, dónde, cómo y con quién divertirnos; y de la misma forma en que podemos vestir de Dolce&Gabbana y comer en el Guggenheim también podemos enfundarnos la camiseta del Athletic, coger el bocata y la bota e irnos a San Mamés (¿y no estuvimos 60.000 hinchas en Valencia dando un grandioso ejemplo de alegría y saber estar? ¡Y eso que perdimos!).


Una mayoría social no puede pagar por una minoría inadaptada que no sabe comportarse: ¡que se actúe contra ellos, y que al resto nos dejen vivir! ¡Que ya somos mayorcitos!


La Hostelería es un gremio que sólo en Euskadi da trabajo directo a 50.000 personas. Su actividad además repercute (y da trabajo indirecto) a otros sectores: fontaneros, electricistas, fruterías, carnicerías, pescaderías, empresas de distribución, compañías de seguros, bancos, gestorías, imprentas, periódicos, empresas de publicidad, televisiones, radios, empresas telefónicas, empresas de seguridad, etc.


Sin embargo, los empresarios hosteleros, nuestros trabajadores y nuestros clientes estamos sujetos a una vigilancia y a una presión que nos hace sentir como si fuésemos presuntos delincuentes. ¡Y ESTAMOS HARTOS!


Los empresarios hosteleros, los trabajadores, empresas, colectivos y personas que firman y apoyan este escrito exigimos a las instituciones las siguientes reivindicaciones:



1) MENOS SANCIONES, Y MÁS PREVENCION, RESPETO Y

CONVIVENCIA. La policía debería colaborar con nosotros y no

perseguirnos. Tanto a los vecinos como a los hosteleros como a

nuestros clientes nos interesa un buen ambiente y que se controle a la gente que no sale a divertirse sino a otras historias.


2) BASTA DE DENUNCIAS Y CHIVATEOS ANÓNIMOS. Que no se

tramite ninguna denuncia en la que el denunciante no haya sido

identificado previamente.


3) AMPLIACION DE LOS HORARIOS DE CIERRE. Uno de los suspensos que los turistas están poniendo durante estos últimos años a Bilbao es el de la falta de ambiente nocturno. La potenciación de un buen ocio nocturno, además de favorecer la seguridad ciudadana, es imprescindible para la potenciación económica, turística y social de cualquier ciudad.


4) ASIGNACION DE AFOROS COHERENTES. La norma por la que

se rige el Ayuntamiento de Bilbao para asignar los aforos es la más

restrictiva, y está obsoleta. Si se decidieran a aplicarla de verdad, el

90% de la hostelería tendríamos que cerrar por inviabilidad de nuestros negocios.


5) FLEXIBILIZACIÓN DE LA LEY ANTITABACO. Que los propietarios de los locales tengan la opción de decidir si en su establecimiento se fuma o no, o de habilitar espacios para fumadores o para no fumadores. Y en cualquier caso que jamás se sancione a un local porque un cliente infrinja una ley, sea la que sea; y menos aún que se pretenda que los hosteleros actuemos como policías.


¡BILBAO ES DE TODOS, Y PARA TODOS!


¡VIVA BILBAO!


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