Sobre el tema "coca-cola", podría aplicarse el mismo ejemplo que has citado de la discoteca/el complejo, sólo que en esta ocasión referiendonos a ello como el refresco/la bebida. Esto, si en vez de el/la empleamos artículos indeterminados (al pedirlo en una barra, por ejemplo), nos quedan los siguientes casos por poner dos ejemplos:
- Ponme UNA fanta naranja/ Ponme UN kas naranja.
- Ponme UN bacardi-cola
- Ponme UN Johnnie Walker / Ponme UN Marie Brizard
Ahora bien, aparte de que estoy bastante de acuerdo con varias cosas de lo que habeis dicho, voy a exponer mi teoria, espero no dejarme nada en el tintero.. Si analizamos los tres ejemplos que he puesto podemos apreciar algunas curiosidades y con toda la información tal vez lleguemos a una conclusión final..
En el primer ejemplo nos encontramos dos productos practicamente iguales y sin embargo son tratados con generó distinto por el nombre de su marca (veáse que el sabor naranja/limón no afecta al genero del artículo). Estaríamos aqui ante un caso similar al propuesto con las discotecas... (Después retomaremos)
En el segundo ejemplo opino que estariamos ante un claro caso de elipsis de la palabra "cubata" (vulgarismo aceptado por la RAE, al igual que "bocata"). Pues se pida el cubata que se pida, siempre va precedido por UN y no por UNA (cócteles como la caipiriña no son válidos para el ejemplo porque son un tipo de bebida con género propio)
El tercer ejemplo es curioso porque contradice el primero. Mientras en el primer ejemplo nos dejabamos llevar por la sonoridad de la marca para otorgarle un género u otro, en este vuelve a prevalecer la elipsis, omitiendo la palabra whisky en lugar de dejarnos influenciar por el sexo del nombre propio que da lugar a la marca.
Después de ver estos ejemplos y otros que habeís comentado por ahí, creo que como ya habeís dicho el motivo es que por lo general hablamos mal, ya no coloquialmente si no incluso un lenguaje vulgar, y esto lo llevamos a cuestas hasta el lenguaje escrito. Todos sabemos que a los nombre propios no se le debe poner artículo, y aun así en las zonas rurales y en los barrios periféricos es muy común escucharlo (la Vane, la Jessy, la Jenny, el Jonan, la Asunción, la Gertru y el Tomás). Esas malas costumbres, como todas las costumbres, se acaban pegando. Lo mismo ocurre con los nombres de discoteca.
Pienso que en ocasiones es debido a la elipsis de la palabra "discoteca", al igual que decimos "voy al Louvre" (museo) o "el sábado estuve en el Bernabeú" (estadio). Entonces nos quedaría la duda de por qué en ocasiones es masculino y no femenino como debería ser según esta teoría. Estos casos pienso que se deben (ya que por cacofonía no es) a que el nombre de la discoteca lleva el género implicito al asemejarse a palabras definidas en nuestro lenguaje (txitxarro, skamner...) y en el resto de los casos simplemente a que hablamos mal...
Podríamos hacer un experimento, y es abrir una discoteca con un nombre nuevo X y observariamos como la gente comenzaría a decir "voy a la X" o "voy al X" hasta que finalmente una de las dos maneras se impondría, nos sonaría mejor al oido a base de escucharla en más ocasiones y podríamos estudiar este enigma desde un punto cero. También tiene culpa de ello la propia publicidad de la sala, que en diferentes cuñas puede referirse a la sala con un artículo previo e influenciar...
De la misma manera que a veces ponemos artículos porque nos suena mejor, otras veces los quitamos: "estaré en clase de física", "voy a casa de Pepe" y como último apunte decir que los artículos que predecen nombres propios de lugar en el caso de ríos (como tu has expuesto) o montañas/montes, también creo que se deben a elipsis, pero nos queda de nuevo la duda de por qué puede ser "la España", "la Francia", "la Italia", "la Argentina" (la palabra omitida sería país, pero la musicalidad del nombre le otorga género femenino) mientras que en otros en cambio decimos "el Ecuador", "el Japón", "el Brasil", "el Canadá".