Todo pasa por una razón ... y todo
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- 11/04/2010 a las 14:32 (573 Visitas)
Siempre he tenido la convicción de que las cosas pasan por algo, en su justo momento ni mas ni menos, la gente que viene y se va de nuestras vidas, las oportunidades, trabajos, etc. Y aunque a veces esas cosas no siempre son buenas todo nos enseña algo…………
Si somos buenas personas hay situaciones que nos llevan a reflexionar acerca de nuestras acciones cotidianas, nuestra escala de valores (la real, no la que dibujamos en nuestra imaginación o la historia que nos contamos diria Dr. House) se pone a prueba y nuestra fe en el conocimiento de la ley del karma se fortalece.
Nunca nos mandan a una batalla de la cual no podemos salir aireosos: el éxito siempre depende de nuestra fe en nosotros mismos, y en la confianza de que seremos asistidos cuando sea necesario. A veces los resultados puden no ser del todo alentadores… pero hay que dejar que el tiempo nos enseñe su verdadera cara: Todo sucede por una razón.
Si no somos tan buenos, si hemos accionado incorrectamente -conciente o inconcientemente- hay situaciones que nos ponen en evidencia, cosas por las que debemos pasar para volver a casa, a veces uno tiene que aprender por el maestro dolor… a veces no hace falta. Todo depende de nuestro grado de conciencia, de nuestra rapidéz en la respuesta, de nuestra apertura mental para darnos cuenta de las situaciones que nos rodean, de nuestra bondad, de nuestra actitud de servicio, de nuestra capacidad de empatía, de nuestro hacernos cargo y aceptar.
Ulterrimamente, tanto las cosas buenas como las cosas malas que nos pasan son para educarnos, para darnos la posibilidad de ser mejores personas. “Lo que no te mata te fortalece” dice el dicho, y hay tanto de pensamiento manásico en la sabiduría popular: el sentido común es la mejor brújula del mundo.
Todo pasa por una razón. A veces se nos presenta claramente la respuesta, a veces tarda muchos años en develarse. Lo cierto es que todo lo que hacemos de nuestra vida tiene sus repercusiones; debemos confiar en que nos “quitan a la la fortuna o la buena estrella” que nos vuelve cómodos, mediocres, insensibles, indiferentes, abúlicos, tamásicos.
¿Cuántas historias de vida se desarrollan entre “fracasos” que anteceden a un éxito? Te quedaste sin trabajo y eso te dió el empujón para emprender un proyecto con el que soñabas desde siempre; perdiste ese vuelo porque el taxista se le dió por pasearte por Iztapalapa…. y luego te enteraste de aquel terrible accidente; te dejó tu novio y gracias a eso, unos años después , encontraste al amor de tu vida, o un hecho simple pero valioso: perdiste el suburbano, pero te encontraste con una borrachito que necesitaba que le dijeras que todo iba a estar bien, que todo pasa por una razón y que debía confiar que la vida tiene su propósito y aunque cueste comprenderlo, a la larga o a la corta todo se devela… y como estas mil historias más, de las que seguramente alguno de ustedes son parte activa.
Para algunos la felicidad depende de factores externos, materiales o afectivos. La felicidad para otros es un pastel que nunca alcanzan . En un mundo plagado de incertidumbres y cataclismos… lo único cierto es nuestra voluntad al bien, los vinculos que podemos construir con quienes nos rodean y tener muy en claro que la felicidad es, ante todo, una cuestión de actitud.